
El Madroño Canario (Arbutus canariensis), especie singular y bella donde las haya, es un árbol endémico de las Islas Canarias que podemos encontrar en las zonas más secas y termófilas del monteverde, aunque requiere suelos fértiles y húmedos. Llega a alcanzar los 8 metros de altura y su corteza pardo-rojiza se desprende en placas con facilidad. Sus hojas son grandes, de 8-15 cm de longitud y 2-3 cm de anchura, ovado-lanceoladas.
Sus pequeñas flores son acampanadas y colgantes, de color verde pálido o blanco con tonos rosados; y sus frutos, que son unas bayas anaranjadas de 2 a 4 cm. de diámetro, parecen diminutas mandarinas y son comestibles. Estos frutos sirven como alimento a diversos animales del ecosistema canario, aunque en el pasado incluso lo fueron para familias canarias en tiempos de hambruna. Lo cierto es que su sabor es bueno pero comer muchos puede llegar a embriagar y provocar dolor de cabeza, ya que cuando están muy madur

Esta especie debió ser más común en el pasado de lo que lo es hoy en día. Así lo demuestran afirmaciones como las de Webb y Berthelot en 1828 refiriéndose a un bosque de madroños que existió en el Barranco de Badajoz:
"...están todos reunidos cerca del barranco de Badajoz, y forman uno de los bosques más agradables de Tenerife"
Aún así, es posible contemplar madroños en espacios naturales de El Hierro, La Palma, La Gomera, G. Canaria y especialmente en Tenerife dónde llega a ser muy común en las la

Es una especie que se puede reproducir por esquejes además de por semillas por lo que su repoblación no es difícil. La época idónea para recoger sus semillas es alrededor de octubre, cuando los frutos comienzan a caer al suelo. Las épocas óptimas para plantar las semillas son la primavera y el otoño.
Si te gusta el senderismo y quieres ver madroños te recomendamos la ruta "El Jardín de las Hespérides" en Güímar