Biológicamente, se trata de un extravagante ejemplar de Euphorbia balsamifera con una envergadura considerable ya que, a pesar de estar ladeada hacia el sur, la tabaiba supera los tres metros de altura y el metro y medio de perímetro. Su grueso tronco, que crece apoyado sobre los restos de un antiguo muro de piedra, se ramifica a unos dos metros de altura en abundantes pernadas las cuales, debido a la inclinación de la tabaiba, se acercan bastante al suelo en algunos puntos. En dicho tronco se hallan también algunas cicatrices dejadas por el aprovechamiento de su látex en épocas pasadas así como algunos epífitos que crecen en sus recovecos más umbríos, asimismo encontramos los restos de antiguas ramificaciones partidas o taladas. Probablemente la edad de la tabaiba alcance ya varios siglos de historia.
Desde el punto de vista científico, uno de los aspectos más interesantes de esta monumental tabaiba lo constituye su emplazamiento, el cual quizá tenga mucho que ver con las gigantescas dimensiones del ejemplar. Como se expuso anteriormente, el hábitat óptimo para las tabaibas dulces se encuentra en los soleados y secos llanos y riscos costeros, sin embargo, este ejemplar se encuentra situado a más de cuatro kilómetros del litoral, en una elevada ladera mucho más húmeda y umbría que la citada zona costera. Probablemente, el secreto del desorbitado crecimiento de la tabaiba radique precisamente en el capricho de germinar más allá de los límites externos de su área de vegetación potencial, en una zona donde sufre menos el estrés hídrico estival y sobre un particular tipo de suelo con buen drenaje que evita el encharcamiento o exceso de humedad.
Por otra parte, el entorno cercano a la tabaiba se caracteriza por una fuerte actividad antrópica que se traduce en la presencia de basuras, escombros y la práctica inexistencia de otras especies autóctonas, limitándose estas a algún incipiente bejeque arbóreo (Aeonium arboreum), algún cerrajón de monte (Sonchus acaulis) y algún pequeño verode (Senecio kleinia). Por el contrario, son abundantes las especies exóticas invasoras como tuneras (Opuntia maxima), piteras (Agave americana), eucaliptos (Eucalyptus camaldulensis), retamas amarillas (Spartium junceum), falsos pimenteros asilvestrados (Schinus molle) y la agresiva hiedra alemana (Senecio mikanioides), una especie de enredadera que trepa y envuelve a las especies cercanas haciéndolas morir por falta de luz y que resulta un importante peligro para la singular tabaiba.